15 Mayo 2018
06-12-2017
El denominado “núcleo duro macrista”, que comprende actualmente entre un cuarto y un tercio de los ciudadanos argentinos, abarca dos segmentos sociales nítidamente distinguibles. Por un lado, apoyan el “modelo cambiemos” los sectores elitistas económicamente poderosos y dominantes, beneficiados sin tapujos por el gerenciamiento cleptócrata-empresarial de la gestión “pro”, desde el mismo día de su asunción.
Se trata de una minoría selecta, una especie de círculo áulico, que manifiesta -desde su “subjetividad política”- una coherencia lineal con su posición material objetiva, esto es una fracción de grupos concentrados que representaría a cerca de un 10% de la población nacional. Esta minoría en nuestros días es acompañada, en forma subordinada, por individuos atomizados a los cuales los une coyunturalmente solo una conciencia clasista falsa, al ubicarse entre los estratos medios, la mayoría de ellos perjudicados -e incluso humillados en términos de “clase”- en lo socioeconómico y hasta cultural.
Tal como quedó palmariamente expresado en el rejunte de 25.000 individualidades dispersas en la “reunión porteña” del sábado próximo pasado, no se explicitó ni un solo logro de la administración corporativa, únicamente la consigna formal fue la “defensa de la democracia” (justamente a cargo de quienes…) La panoplia indescifrable de insultos, catarsis de neto cuño primate, reivindicación del genocidio, y uniformes militares –como en córdoba, sobre un falcón verde-, proclamaba solo antiperonismo-K recalcitrante.
Ese magma de particulares aislados podrián haber colmado el estadio de Chicago, profiriendo sonidos guturales racistas y xenófobos, bajo una insignia gigante de la cruz gamada, poniendo en el tapete sus talantes contradictorios al adoptar un papel lastimoso y vergonzante. La falsa conciencia, a veces disfrazada de “desideologización político-partidaria”, corrobora de qué manera las personas pueden asumir conductas concretas que fácticamente avalan el menoscabo de sus propios derechos e intereses: dichos sujetos no son auténticamente conscientes acerca de cuál es su situación en el país, debido a su concepción enajenada de la realidad, sin observar aquello que ocurre de hecho a su alrededor.